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Presentaciones

Pablo Picasso: Retratos de Mujeresnoviembre 2006–abril 2007

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En el siglo XX, Picasso es el gran retratista y, al igual que Durero o Rembrandt, no sólo en pintura sino también en grabado.

Hay una figura que, tradicionalmente, ocupa un lugar muy especial entre los personajes retratados por el artista, y es la de su compañera: la mujer, la amante, la amiga que se convierte en musa-modelo.

Picasso, además de ser el máximo pintor del siglo XX, es el sumo grabador. La gran cantidad de imágenes impresas, más de 2.000, verifican la importancia del grabado en la actividad creativa del artista.

En cada momento utilizó la técnica que mejor se adaptaba a sus necesidades, sin recurrir a la reproducción ni a los sistemas fotomecánicos, y esta adecuación hecha siempre por él mismo sobre las planchas o sobre las estampas, fructificó a lo largo de su carrera en no pocas innovaciones que han redundado en beneficio de la experimentación gráfica universal.

Dos personas contribuyeron al florecimiento de Picasso como grabador en los años 30: Roger Lacouriére, un maestro grabador e impresor, y Marie-Thérèse Walter, una bella mujer a quien Picasso había conocido en 1927 cuando ella tenía diecisiete años y el artista cuarenta y seis.

La conocida como Suite Vollard, publicada en 1939, es una selección realizada por el propio Picasso del trabajo realizado entre 1930-1937 y que pensó gustaría a su marchante Ambroise Vollard, de quien la serie toma su nombre. De esta serie presentamos el buril de 9 de marzo de 1934 titulado Mujer desnuda sentada con la cabeza apoyada en la mano (Bloch 218).

En el año 1954 Picasso conoce a Jacqueline Roque, la que más tarde sería su segunda esposa. Desde ese momento ella tendrá una presencia intensa en la obra del artista, no sólo como modelo para una descripción física o moral, sino que la utilizará como un instrumento de investigación o experimentación pictórica.

De ese período presentamos la litografía de 4 de diciembre de 1956 Retrato de Jacqueline (Bloch 827) y el linograbado de 1962 Mujer con sombrero de flores (Bloch 1075).

Retrato de Jacqueline es un perfil hacia la izquierda hecho con líneas caligráficas y arabescos superpuestos que emanan clásica serenidad helénica. Con la representación de perfil Picasso quiere plasmar la forma permanente de la cara, el perfil inmóvil que, según las teorías aristotélicas, manifiesta lo más duradero de la naturaleza del ser.

La etapa litográfica se cierra coincidiendo con los primeros años de la presencia de Jacqueline. En contrapartida, es el momento cumbre de los linograbados. Picasso transforma esta técnica en un moderno procedimiento de expresión gráfica, ya que hasta entonces no había gozado de gran favor, e introduce importantes novedades técnicas, la más espectacular es el modo de obtener varios colores de una sola matriz (método de la plancha pérdida o método Picasso).

Mujer con sombrero de flores pertenece al grupo de grandes cabezas talladas al linóleo de 1962. En él afloran los rasgos de Jacqueline que a Picasso le agradaba remarcar: ojos muy abiertos, nariz en recto y agudo perfil y el “pico de viuda”.

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